domingo, 28 de agosto de 2011

Versión teatral sobre el mito del Minotauro

En pareja pedagógica, la profesora Elizabeth Lavanchi y yo, Graciela Torres, desarrollamos con los alumnos de 1º 1ª el tema "Mitos y leyendas". Después, a propósito del mito griego del Minotauro, se leyó y analizó en clase la obra de teatro "Enigma en el laberinto", de Omar Nicosia, previo desarrollo del tema "Género dramático".
El alumno Daniel Flotta, con ayuda de sus dos profesoras de Lengua, escribió una versión propia, inspirándose en el texto de Nicosia.
Como toda obra de teatro, el propósito es que sea representada por los chicos. No decidimos todavía la fecha de la actuación, pero ya comenzaron los ensayos en el aula.

Por ahora, deberán conformarse con conocer el guión de "Enigma de Hiperfeus".


OBRA DE TEATRO
ESCENA I
En una plaza llamada Plazopolus, el rey Óptimo estaba eligiendo, frente a los habitantes de Minopolus, al próximo guerrero que lucharía contra la bestia para recuperar el tesoro del laberinto. El decorado: una lámina que tiene pintados un castillo en el fondo y delante de él árboles; también, bancos, macetas con flores y/u otros elementos que simulen una plaza. Se oye el tema “Piratas del caribe” como música de fondo.
ÓPTIMO (Vestido con uniforme, capa, botas y corona) -Estamos aquí reunidos para seleccionar al próximo guerrero que se enfrentará a la bestia y recuperará el tesoro en el interior del laberinto. La situación económica del reino es terrible, en Minopolus hay sequía y fondos bajos, y nos sacarán del mercado central si alguien no hace nada al respecto. Levanten las manos los que se ofrezcan.
ÉPIKO (Con ropa de guerrero, cinturón, casco y escudo. Una cicatriz en la cara y pecas, y levantando la mano, ofreciéndose con valentía. -¡Yo me ofrezco!
ÓPTIMO: ¡Qué valiente muchacho, te atreves a enfrentar a la bestia a pesar de que otros jóvenes no salieron nunca del laberinto! Ven, te llevaré a mi castillo y después te dejaré ir a tu casa así te preparas.
Épiko con gusto acompañó al rey a su castillo.
ÓPTIMO (Muestra una armadura a Épiko): -Toma esta armadura que he usado en numerosas batallas.
ÉPIKO (La recibe y se la coloca.): - Me honras majestad con este obsequio y me comprometo a defender tu honor aunque me cueste la vida.

ESCENA II
Después regresó a su casa, donde lo estaba esperando, en la puerta, la princesa Mimoxa. Decorado: una lámina donde resalte el frente de una casa. Suena el tema “Te amo”, de Alexander Acha, como música de fondo.
ÉPIKO: Hola, su majestad.
MIMOXA (Posee vestido largo, zapatos y tiara en la cabeza) - ¡Épiko! ¿Cómo estás? He venido para alentarte por tu desafío de mañana, y no soy la única.
FULANITO Y MENGANITO (Caracterizados con uniforme de guerra, cascos, cuchillos de plástico con sangre falsa. Al escuchar a Mimoxa, aparecen y exclaman a coro):
-¡¡¡Sorpresa!!!
ÉPIKO: -Hola, chicos, ¿cómo están!
FULANITO: -Bien, bien.
MENGANITO: -Sí, yo también estoy bien, pero acá lo que importa es cómo estás vos, porque mañana te enfrentarás a la bestia.
ÉPIKO: Y… estoy un poco nervioso, ya que la Bestia ha acabado con todas esas personas.
MIMOXA: -No te preocupes, Épiko, yo tengo algo que te hará sentir mejor.
Mimoxa saca una espada mágica, un ovillo de hilo y una pelela y se lo obsequia a Épiko.
ÉPIKO: -Muchas gracias, Mimoxa, me servirá de mucha ayuda. (Guarda la espada en el cinturón y el ovillo de hilo en el bolsillo.) Aunque esto… (con la pelea en la mano)
MIMOXA (Llevándose una mano a la boca y recibiendo con la otra la pelela): -Ay, perdón. Alguien se equivocó al prepararme las cosas.
FULANITO (Le palmea los hombros): -Bueno, adiós, Épiko, tengo que irme. Nos vemos mañana.
MENGANITO: -Sí, yo también me voy, tengo muchas cosas que hacer.
MIMOXA (Lo besa en la mejilla.): -Adiós, tengo que ir a tomar el té. Buena suerte mañana, Épiko.

ESCENA III
Al día siguiente se encuentran todos en la puerta del laberinto y le desean suerte a Épiko. El laberinto puede armarse con mesitas o pupitres forrados en papel verde. Hay un cartel que dice “Entrada al Laberinto.
REY: ¡Suerte muchacho! ¡Que los dioses te acompañen!
MIMOXA, FULANITO, MENGANITO (a la vez): -Adiós, Épiko. ¡Buena suerte!
Todos se marchan dejando solo a Épiko. Suena el tema musical “Misión imposible”. Épiko penetra en el laberinto oscuro (antes ha atado un extremo del ovillo en la entrada), camina con paso lento y mirando a los costados, murmurando, mientras el ovillo de hilo (en lo posible de plástico) se va desenrollando. Al fondo y en el centro está la bestia. Cuando el joven llega allí y la ve, cae del susto.
BESTIA: (La bestia caracterizada como una mujer jorobada, narigona, con una verruga en la nariz. Viste ropa negra y arrugada.) -¡Ponte de pie, guerrero! Ahora estás en mis manos y hasta que no respondas un enigma no te puedes marchar. ¡A ver si aciertas!
Épiko se levanta temblando y, con disimulo, saca la espada. La Bestia le hace solo una pregunta.
BESTIA: -¿Cuál es el animal que camina en cuatro patas a la mañana…
ÉPIKO (Interrumpe entusiasmado): -El gato.
BESTIA (se molesta y sigue):-… en dos al mediodía…
ÉPIKO (interrumpe entusiasmado de nuevo): -Un pájaro.
BESTIA (furioso): -¡Ay!, ¡¿me puedes dejar terminar de decir el enigma?! …y en tres a la noche?
Épiko, entusiasmadísimo porque terminaba de responder el enigma, concluye.
ÉPIKO: -Un perro manco. (Saltando.) SÍ, SÍ, SÍ, lo hice, lo terminé, soy un genio, soy mejor que la Bestia ¡¡¡aha, aha, aha!!!
BESTIA (con cara de cansado): ¡Ay, pero por los dioses del Olimpo! Épiko, eres un tonto. ¿Acaso te has golpeado? No acertaste en nada.
ÉPIKO (Desafiando a la besita): -Si soy tan tonto, Hiperfeus, no te molestará responder un enigma tan tonto, ¿o sí?
BESTIA: -Por supuesto que no, ¡dale!
ÉPIKO: -No tan rápido; si no lo respondes, yo me puedo ir, ¿de acuerdo?
BESTIA: -Mira, yo inventé el anterior y tú no lo pudiste resolver. ¿Y pretendes que no sepa responder un enigma tuyo? ¡Vamos, dilo de una vez!
ÉPIKO: -Ok. ¿Cuál es la bestia más horrenda, narigona, fea y espantosa?
BESTIA (Sorprendida porque no lo sabe): -Mmmm… em… eeeee… veamos… no, no este tampoco, eee…Frankenstein, la Bruja Cachabacha, no. Bueno, la verdad es que no conozco muchas por acá. Además hace tiempo que estoy encerrada y ni siquiera sé cómo me veo yo. (Luego de un rato que destina a pensar…) -Épiko, reconozco que me has vencido, y por eso debo dejarte ir con la olla de oro llena de joyas. (Señala una olla dorada que contiene cadenas, pulseras, collares que asoman y monedas de chocolate.) Pero para no ser burlada permíteme salir primero.
ÉPIKO: -Ya sé que te sientes tonta, peroooo… ¡Gracias por la olla! (La toma rápidamente antes de que pueda reaccionar y deja caer su espada.)

ESCENA IV
Música de Indiana Jones de fondo. Sale primero la Bestia empuñando la misma espada. El Rey, Mimoxa, que aguardan junto a Fulanito, Menganito y otros personajes que representan al pueblo emiten una exclamación con cara de susto. Luego aparece Épiko, siguiendo el hilo y con la olla en los brazos. Cuando sale, todos lo reciben alegres y con aplausos porque salvó el reino.
TODOS: -¡Viva!¡Viva! ¡Viva Épiko! ¡Has salvado el reino! Hiperfeus da la espada al Rey.
ÓPTIMO (toma la espada y la coloca sobre la cabeza de Épiko, que está agachado o de rodillas) –Por la orden del reinado de Minopolus yo te designo caballero del Rey y te concedo la mano de mi hija Mimoxa.
ÉPIKO: -Gracias viejo… (Palmea al Rey en la espalda) …eh, su Majestad (hace una reverencia).
Mimoxa y Épiko se abrazan. Los demás, incluso Hiperfeus, ríen y bailan al compás de la música “Livin' La Vida Loca”, de Ricky Martin.



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